NOTA HISTÓRICA
Los Silenciosos Obreros de la Cruz han recibido del Fundador, Beato Luis Novarese, el mandato de promover y sostener un amplio movimiento laical denominado “Voluntarios del Sufrimiento”.
Una tarea expresamente reconocida y apreciada por el breve apostólico “Valde probandae” del 24 de noviembre de 1960, donde san Juan XXIII constata con complacencia que “la fuerza viva y luminosa” de los Silencioso Operarios “anima y exhorta, desde hace trece años, a otras entusiastas asociaciones, como los “Voluntarios del Sufrimiento”, personas enfermas que ofrecen voluntariamente a la Virgen Santa sus dolores”.
Esta responsabilidad fue nuevamente confirmada por la Santa Sede a principios del III milenio con la aprobación de los nuevos estatutos de los Silenciosos Operarios de la Cruz, donde se recuerda que ellos “favorezcan  la creación y el desarrollo de asociaciones de derecho diocesano, denominadas Centro Voluntarios del Sufrimiento, que reúnen a quienes desean compartir la espiritualidad de los Silenciosos Operarios de la Cruz y contribuir efectivamente al cumplimiento de sus intenciones apostólicas” (art. 3).
Y, de hecho, mientras los Silenciosos Obreros constituyen una única consociatio, ahora reconocida por el Consejo Pontificio para los Laicos como asociación privada internacional de fieles (decreto 17 de mayo de 2001), el Centro Voluntarios del Sufrimiento da vida a asociaciones aprobadas por los respectivos obispos diocesanos.
En estas últimas décadas, tales asociaciones se han difundido e incrementado notablemente, sobre todo debido a las valiosas enseñanzas del actual pontífice sobre la vocación y la misión de los laicos (exhortación apostólica «Christifideles laici») y sobre el significado del dolor cristiano (carta apostólica «Salvifici doloris»). Se ha planteado entonces con mayor fuerza la exigencia  de manifestar también a nivel institucional la profunda unidad de espíritu que une a los Silenciosos Obreros con los Centros Voluntarios del Sufrimiento y estos entre sí, de manera que se favorezca tanto una adhesión cada vez más auténtica al carisma común como una mayor eficacia de la acción apostólica. A tal fin, los Silenciosos Obreros, también en adhesión a las solicitudes provenientes de diversas asociaciones diocesanas del Centro Voluntarios del Sufrimiento, han considerado necesario dar vida a una nueva consociatio, la “CVS internacional”. «Confederación internacional para el apostolado de los sufrientes», que se propone reunir las asociaciones de fieles comprometidos en tal apostolado según la espiritualidad del Beato Luis Novarese.