¿Qué es CVS?

El Centro Voluntarios del sufrimiento (CVS), es una Asociación de personas enfermas y sanas que reconocen, en el seguimiento de Cristo crucificado y resucitado, la posibilidad de vivir la experiencia del sufrimiento sin sucumbir al desánimo, a la desilusión o al abandono.

La Asociación fue fundada por el Beato. Luis Novarese en 1947.

Nuestro proyecto

El CVS nació ante todo como respuesta concreta al drama del sufrimiento humano que frecuentemente lleva al hombre a alejarse de su Creador. En el sufrimiento ofrecido por la persona enferma y en condición de discapacidad   se reconoce una participación al misterio pascual de Cristo que lo hace apóstol y, por tanto, en primicia y profecía para la valorización de toda forma de sufrimiento presente en la vida del hombre.

Realidades asociativas

La Liga Sacerdotal Mariana es la primera de las familias nacidas del gran corazón del Beato Luis Novarese. De hecho, fue fundada en 1943, con la intención de unir a los sacerdotes en el vínculo de la Inmaculada.

Entre los fines de la Liga Sacerdotal Mariana está el de vivir filialmente el espíritu de devoción hacia la Virgen María y realizar una íntima fraternidad sacerdotal bajo la mirada de María Santísima, Madre de la Iglesia.

Las bases que caracterizan la acción pastoral de la Liga se refieren sobre todo a la actuación de las peticiones de la Virgen María dirigidas en Lourdes y en Fátima:

– reparar los muchos pecados que ofenden el Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de María;

– orar por los pecadores;

– orar por el Papa, los obispos, los sacerdotes y su ministerio.

La Liga Sacerdotal Mariana lleva a cabo su actividad en unión con los Silenciosos Obreros de la Cruz y con las otras dos Asociaciones “Centro Voluntario del Sufrimiento” y “Hermanos y Hermanas de las personas enfermas”.

Entre las actividades están:

– la promoción de iniciativas oportunas para difundir la devoción y el culto hacia el Corazón de Jesús y hacia el Corazón Inmaculado de María;

– la realización de retiros y cursos de Ejercicios espirituales;

– la organización de Peregrinaciones para sacerdotes enfermos a Lourdes;

– la promoción de convenios y congresos destinados a profundizar en el mundo del sufrimiento humano.

Los Hermanos efectivos de los Silenciosos Obreros de la Cruz, fundados en 1968, pertenecen al carisma del Beato Luis Novarese. Son fieles laicos, inscritos al Centro Voluntarios del Sufrimiento, que se proponen cualificar su compromiso apostólico en directa unión  con los Silenciosos Obreros de la Cruz: viviendo la espiritualidad monfortiana y la consagración a María, colaborando con ellos y prestando un servicio voluntario en las Comunidades.

No asumiendo el compromiso de los consejos evangélicos, un tal camino puede ser elegido también por personas casadas que se comprometen, con su elección de vida, a ser levadura en la vida eclesial y social.

Los Hermanos Efectivos de los Silenciosos Obreros de la Cruz

Los obispos, tanto residenciales como titulares, pueden adherirse a la Obra del Beato Luis Novarese «agregándose» a la Asociación de los Silenciosos Obreros de la Cruz en la forma que mejor convenga a su personal situación episcopal.

Los Obispos agregados que aceptan vivir en el espíritu de la Obra y sostener el apostolado que la caracteriza, no están sujetos, por sí mismos, a las obligaciones inherentes a los otros miembros efectivos de los Silenciosos Operarios de la Cruz.

El 15 de agosto de 1952, el beato Luis Novarese y la hermana Elvira Myriam Psorulla fundan los «Hermanos de los enfermos”, fieles  laicos que, en el ejercicio de la caridad hacia las personas enfermas y en la santificación de su trabajo, comparten el apostolado de los «Voluntarios del Sufrimiento».

Las personas sanas tienen, por lo tanto, una misión junto a quienes sufren y pueden valorar su aporte ofreciéndolo por el apostolado de los sufrientes.

El espíritu de los «Hermanos de los enfermos» no es el asistencial, sino el de vivir los mensajes de la Virgen, dirigidos a Lourdes y en Fátima, manteniéndose en estado de gracia, utilizando así el mérito de todas las acciones realizadas en estado de gracia, de las dificultades y contrariedades, inherentes a la vida; sostienen, por deber de solidaridad y de gratitud, a los enfermos en su trabajo de oferta espiritual para la reconstrucción de la sociedad cristiana.

Página web 

  • Italia
  • Portugal
  • Polonia
  • Colombia
  • Camerún