El 15 de agosto de 1952, el beato Luis Novarese y la hermana Elvira Myriam Psorulla fundan los «Hermanos de los enfermos”, fieles laicos que, en el ejercicio de la caridad hacia las personas enfermas y en la santificación de su trabajo, comparten el apostolado de los «Voluntarios del Sufrimiento».
Las personas sanas tienen, por lo tanto, una misión junto a quienes sufren y pueden valorar su aporte ofreciéndolo por el apostolado de los sufrientes.
El espíritu de los «Hermanos de los enfermos» no es el asistencial, sino el de vivir los mensajes de la Virgen, dirigidos a Lourdes y en Fátima, manteniéndose en estado de gracia, utilizando así el mérito de todas las acciones realizadas en estado de gracia, de las dificultades y contrariedades, inherentes a la vida; sostienen, por deber de solidaridad y de gratitud, a los enfermos en su trabajo de oferta espiritual para la reconstrucción de la sociedad cristiana.